En la oscuridad de la habitación, los recién casados se miraron con deseo. Él acarició suavemente su piel, enviando escalofríos por todo su cuerpo. Cada roce encendía una llama de pasión en ambos, preparándolos para una noche llena de amor y deseo.
Ella cerró los ojos y sintió su aliento cálido en su cuello. Su corazón latía con fuerza, anticipando lo que vendría a continuación. Cuando sus manos exploraron su agujero mojado, ella gimio suavemente, incapaz de contener el placer que él le brindaba.
Pero en medio de la lujuria y la entrega, algo cambió en ella. Una sombra se apoderó de su rostro sereno, transformándolo en una expresión intensa y desconocida. Sus ojos brillaban con una mezcla de pasión y misterio, revelando un lado oscuro que él nunca antes había visto.
Era como si en ese instante, hubiera desatado a una fiera que yacía dormida dentro de ella. Una fiera que estaba lista para reclamar lo que era suyo, sin importar las consecuencias. Y él, atrapado en la tormenta de emociones que ella desataba, se dio cuenta de que su nueva vida de recién casados no sería normal en absoluto.