Antes de cumplir los diecisiete, Sawarida comenzó a notar algo extraño en su amiga de la infancia, Onizuka. No era solo su piel pálida o sus ojos enigmáticos, era algo más profundo, algo sobrenatural. Onizuka, una Oni de sangre pura, había mantenido su verdadera identidad oculta durante años, pero su corazón humano anhelaba la cercanía de Sawarida más de lo que ella misma podía admitir.
Un día, mientras paseaban por el bosque detrás de la escuela, un grupo de humanos hostiles los rodeó, amenazando con exponer a Onizuka. En un instante de desesperación, Onizuka reveló sus cuernos y garras, listos para proteger a Sawarida a cualquier costo. Pero en lugar de horrorizarse, Sawarida se acercó a ella, tomó su mano y, con una sonrisa valiente, se declaró: "No importa quién o qué seas, seguiré a tu lado".
Los ojos de Onizuka se llenaron de lágrimas mientras sus sentimientos reprimidos finalmente salían a la luz. En ese momento, una conexión inexplicable los unió en un vínculo sobrenatural aún más fuerte que la amistad. Mientras luchaban juntos contra los peligros que se avecinaban, ambos descubrieron que el amor entre un ser humano y un Oni podía superar cualquier barrera, incluso las impuestas por el mundo sobrenatural.