Bajo el cielo estrellado, Taeui se encontraba en la cima de un edificio abandonado, con la brisa nocturna acariciando su rostro. Su mente estaba plagada de pensamientos turbulentos, cuestionando cada giro inesperado que había tomado su vida desde que conoció a Ilay Riegrow.
Las palabras de Ilay seguían resonando en su cabeza: "No todo es lo que parece, Taeui. La ONUDRH no es solo una organización benévola". Aquellas palabras habían desatado una tormenta en su interior, sembrando la desconfianza en todo lo que había creído hasta entonces.
Mientras contemplaba las luces de la ciudad extendiéndose ante él, una decisión se apoderó de su corazón. No permitiría que su destino fuera dictado por fuerzas ocultas. Debía descubrir la verdad, sin importar las consecuencias.
Con determinación en sus ojos, Taeui se comprometió a desentrañar los misterios que envolvían a la organización y a Ilay. No sabía a qué se enfrentaba, pero una cosa era segura: su vida ya no volvería a ser la misma.