Bajo la luz de la luna llena, los jóvenes disfrutaban de su campamento en las afueras del pueblo. Sin embargo, su alegría se vio interrumpida por una antigua cueva que parecía susurrarles con una fuerza misteriosa. Atraídos por la curiosidad, se adentraron en sus profundidades, sin saber que despertarían un mal ancestral.
Al explorar la cueva, encontraron un sello antiguo que irradiaba un poder oscuro. Uno de los jóvenes, impulsado por una fuerza inexplicable, extendió la mano y tocó el sello, desintegrándolo instantáneamente. Un fuerte viento llenó la cueva mientras una sombra se alzaba delante de ellos.
El señor de la montaña, después de siglos de sueño profundo, había sido liberado. Con ojos ardientes y una sonrisa siniestra, miró a los jóvenes con gratitud y sed de venganza. Su despertar había desencadenado una profecía oscura que nadie podía detener.
A partir de ese momento, los jóvenes se vieron envueltos en un mundo de sombras y secretos, donde la línea entre el bien y el mal se desdibujaba peligrosamente. Enfrentarían pruebas devastadoras, sacrificarían todo lo que amaban y descubrirían que, a veces, el precio del poder era más alto de lo que jamás habían imaginado.