Dudaba Shirosaki Rinko cuando se encontraba en la acera de la guardería, observando a Tsuga-kun y Mogami-kun, dos chicos de su escuela con personalidades completamente opuestas. Tsuga-kun, con su aspecto delincuente y aura intimidante, contrastaba fuertemente con el estilo genial y arrogante de Mogami-kun. A simple vista, parecían no tener nada en común, sin embargo, un secreto inesperado los unía.
Todo comenzó a desvelarse cuando Rinko presenció un intercambio de miradas entre los dos chicos, seguido por un gesto sutil pero cargado de significado. Intrigada por lo que acababa de presenciar, decidió seguirlos discretamente. Lo que descubrió tras ese encuentro la dejó atónita: Tsuga-kun y Mogami-kun compartían un lazo de parentesco que no habían revelado a nadie.
Con el corazón latiéndole con fuerza, Rinko se vio envuelta en un torbellino de emociones mientras intentaba comprender la compleja dinámica entre los dos chicos aparentemente desconectados. Mientras tanto, Tsuga-kun y Mogami-kun guardaban celosamente su secreto, enfrentándose a conflictos internos y luchando con sus propias identidades.
A medida que los días pasaban, la tensión entre los hermanos secretos crecía, amenazando con desentrañar su frágil equilibrio. Rinko se encontraba en medio de un dilema moral, debatiéndose entre mantener el secreto o revelar la verdad que podría cambiarlo todo. ¿Cómo afectaría este descubrimiento a sus vidas y a las relaciones que habían construido hasta ahora? El destino de los tres jóvenes estaba entrelazado en un enigma complicado de resolver.