Bajo la luz titilante de las luces de Navidad, Mika se encontraba parada frente a Senpai, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Desde aquel día en que él la salvó de una situación embarazosa, sus pensamientos no habían dejado de rodear a ese chico misterioso y distante. Se preguntaba una y otra vez qué era lo que le atraía tanto de él.
Esa noche, en la fiesta de Navidad de la escuela, Mika decidió dar un paso al frente y confesar sus sentimientos. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de abrir la boca, Senpai la interrumpió con una sonrisa maliciosa en los labios y unas palabras que hicieron temblar su mundo.
"Me pregunto por qué... me encuentro disfrutando tanto de verte sufrir así, Mika."
El corazón de Mika se detuvo en seco. ¿Qué quería decir con eso? ¿Acaso todo este tiempo Senpai había estado jugando con sus sentimientos? La confusión y el dolor se mezclaron en su interior, mientras la sonrisa de Senpai se ensanchaba, revelando un lado oscuro y perverso que ella nunca hubiera imaginado. Ahora, Mika debía enfrentarse a una verdad dolorosa: su amor por Senpai tal vez nunca fue correspondido, sino solo parte de un retorcido juego de su parte.