En uno de los callejones polvorientos del imperio, una niña de ojos brillantes miraba con determinación el palacio dorado en la distancia. Había renacido como la hija ilegítima de una familia noble caída en desgracia. Con su padre fallecido y su futuro incierto, Florentia decidió tomar las riendas de su destino. Pero lo que no esperaba era encontrarse con el príncipe, aquel que alguna vez fue enemigo de su familia en su vida pasada, ahora siguiéndola como un fiel guardián.
"¡Tía, eres más hermosa que yo!" - dijo el príncipe, con una mirada sincera en sus ojos.
Florentia, confundida pero decidida, sonrió con astucia. En su mente brillaba un plan audaz y arriesgado. A pesar de su corta edad, sabía que en esta vida sería diferente. Se transformaría en la matriarca que su familia nunca podría llegar a ser. Con determinación en su corazón, Florentia se preparó para desafiar las normas establecidas y reclamar su lugar en la cima de la sociedad.
La pequeña heredera ilegítima estaba lista para conquistar el imperio, con el príncipe a su lado como un aliado inesperado en su ambiciosa empresa.