Bajo la luz tenue de la luna, Sena caminaba apresuradamente por las calles vacías después de un largo día de trabajo. Mochila pesada a cuestas y ojeras marcadas bajo sus ojos, la joven de dieciséis años suspiraba agotada mientras se dirigía a su último trabajo de medio tiempo. De repente, un lujoso auto negro se detuvo frente a ella, haciendo que Sena se detuviera en seco. Desde el asiento del conductor, un hombre elegante y misterioso la miraba fijamente con ojos penetrantes.
"¿Eres Sena?", preguntó el hombre con tono autoritario. Antes de que la chica pudiera responder, el hombre continuó, "Sena, me llamo Hiroshi y soy el presidente de una gran corporación. He estado siguiendo tu desempeño y necesito tu ayuda".
Sena se quedó perpleja, sin comprender la situación. Antes de que pudiera hacer una pregunta, Hiroshi continuó, "Necesito que te cases conmigo. Te necesito a mi lado, Sena, eres la única que puede ayudarme a cumplir mi destino."
El corazón de Sena latía con fuerza, sin comprender cómo un extraño podía pedirle algo tan importante. Mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas, Hiroshi la miraba con determinación, esperando su respuesta. En ese momento, Sena supo que su vida cambiaría para siempre y que tendría que tomar una decisión que afectaría no solo su futuro, sino también el de Hiroshi.