En medio de la oscuridad y el desasosiego de un campo de concentración, Len, prisionero 420, encontró una luz inesperada: las cartas en aviones de papel que intercambiaba con una misteriosa niña enferma terminal, hija de un general enemigo. A través de esos mensajes clandestinos, nació un vínculo que desafiaba las barreras impuestas por la guerra y el odio.
Cada avión de papel era un susurro de esperanza en medio del caos, un destello de humanidad en un mundo desgarrado por la violencia. Len anhelaba cada nueva carta con la desesperación de quien encuentra consuelo en las palabras de otro ser humano, mientras que la niña encontraba en ellas un refugio contra su frágil existencia.
Pero, a medida que su relación se intensificaba, la sombra de la tragedia se cernía sobre ellos. El destino cruel les preparaba pruebas aún más dolorosas, revelando secretos prohibidos y verdades inquietantes que amenazaban con destruir su frágil conexión.
En medio del fragor de la guerra, Len y la niña se aferraban a su único consuelo: sus palabras compartidas, sus sueños entrelazados en cada avión de papel que surcaba los cielos. Y en ese último acto de rebeldía contra el destino implacable, encontraron un amor que desafiaba todas las convenciones, un amor capaz de trascender la muerte misma.