El sol se ponía lentamente sobre el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados, creando un ambiente melancólico y romántico en la escena. Clara, una estudiante de último año de preparatoria, se encontraba sentada sola en la banca del parque, con la mirada perdida en el horizonte, tratando de despejar su mente de los pensamientos confusos que la atormentaban.
Su corazón latía con fuerza mientras recordaba el momento en el que sus labios se encontraron con los de Martín, el chico más popular de la escuela y su amor platónico desde hace años. Pero algo en ese beso la perturbaba, algo que no podía identificar claramente. ¿Por qué sus besos no la llenaban como deberían? ¿Por qué su piel se erizaba ante la cercanía de otro chico, uno que no era su novio?
Esa tarde, durante el ensayo del equipo de atletismo, Carlos se acercó a ella de manera sigilosa, sus manos rozando apenas su piel, enviando escalofríos por todo su cuerpo. Clara se estremeció ante su contacto, confundida y asustada por la intensidad de sus propios sentimientos. ¿Cómo era posible que un extraño despertara en ella sensaciones tan profundas?
Mientras el viento soplaba suavemente entre los árboles, Clara se vio atrapada en un torbellino de emociones encontradas, luchando por entender sus propios deseos y anhelos. ¿Podría ser que su corazón perteneciera a dos personas a la vez? ¿Podría amar a Martín y, al mismo tiempo, sentir una extraña conexión con Carlos?
El dilema en el que se encontraba envuelta amenazaba con desgarrar su corazón en dos, obligándola a tomar una decisión que podría cambiar su vida para siempre. En medio de la confusión y el caos emocional, Clara debía descubrir la verdad sobre sus propios sentimientos, sin importar las consecuencias que esto pudiera acarrear. ¿Podría encontrar la paz en medio de la tormenta de emociones que la envolvía? ¿O estaba destinada a sufrir en silencio el peso de un amor imposible?