Tsubame se quedó mirando fijamente a Saori, con los ojos llenos de sorpresa y confusión. Las palabras de Saori resonaron en su mente una y otra vez, como un eco incesante. Mañana, ella se mudaría a Tokyo. El corazón de Tsubame latía con fuerza, sintiendo cómo su mundo se desmoronaba lentamente a su alrededor.
"¿Por qué?" balbuceó Tsubame, tratando de encontrar alguna lógica en esta decisión repentina. Saori mantuvo su mirada firme, con un brillo de determinación en sus ojos.
"Porque necesito encontrar mi verdadero camino, y aquí ya no puedo hacerlo", respondió Saori en voz baja, suspirando profundamente. Tsubame podía sentir la distancia creciendo entre ellas, como si un abismo se hubiera formado de repente.
Las lágrimas amenazaban con desbordarse de los ojos de Tsubame, pero se obligó a contenerlas. Sabía que no podía retener a Saori si su corazón ya no estaba en el mismo lugar. Con un nudo en la garganta, Tsubame asintió lentamente, aceptando la inevitabilidad de la situación.
El silencio llenó la habitación, pesado y denso como una niebla. Tsubame se preguntaba si alguna vez volvería a ver esa sonrisa radiante en el rostro de Saori. Mientras el reloj seguía su tick-tock constante, las estrellas brillaban en el cielo nocturno, como testigos mudos de un adiós que cambiaría sus vidas para siempre.