En las frías aguas del Mar de Fuso, Sakamoto Mio se encontraba enfrentando una de las batallas más difíciles de su entrenamiento para convertirse en Witch. El viento aullaba furiosamente mientras los Neuroi avanzaban imparables, amenazando con sumir a todo el Imperio de Fuso en la oscuridad.
Mio, con determinación en sus ojos, desplegó sus alas mágicas y se lanzó al combate. Su corazón latía con fuerza, recordando las palabras de su maestra sobre el verdadero significado de proteger a los inocentes. En medio del caos de la batalla, Mio sintió una corriente de poder desconocido recorrer su cuerpo, dándole una fuerza renovada.
Pero justo cuando parecía que la victoria estaba al alcance de su mano, un giro inesperado sacudió el campo de batalla. Un enemigo más poderoso que cualquier Neuroi que habían enfrentado antes apareció repentinamente, desafiando a Mio y poniendo a prueba su valentía como nunca antes.
Sin embargo, en ese momento crítico, Mio comprendió que la verdadera fuerza de un Witch no residía solo en su poder mágico, sino en su determinación de proteger a los demás. Con su espíritu decidido y su magia resplandeciente, se lanzó hacia su enemigo con determinación, lista para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino hacia la victoria.