Mientras los miembros de MEZZO" caminaban por la concurrida calle, el ambiente se cargaba de tensión. Tamaki miraba fijamente a Sogo, con un brillo misterioso en sus ojos. De repente, en un giro inesperado, Tamaki se acercó a Sogo y lo besó apasionadamente frente a todos. El mundo pareció detenerse por un instante, el ruido de la ciudad desapareció y solo quedaron ellos dos en medio de la multitud atónita. Sogo se sorprendió, pero en lo profundo de sus ojos se podía ver una chispa de deseo y confusión.
Los sentimientos largamente reprimidos salieron a la superficie en un instante, creando una corriente eléctrica entre los dos jóvenes. Tamaki rompió el beso lentamente, dejando a Sogo con la respiración entrecortada y el corazón latiendo a mil por hora. La mirada intensa de Tamaki transmitía un mensaje silencioso, un desafío enmascarado de deseo y vulnerabilidad.
A partir de ese momento, la dinámica entre Tamaki y Sogo cambió para siempre, con un torbellino de emociones encontradas y un juego peligroso de atracción y negación. El beso robado en medio de la calle marcaría el comienzo de un viaje tumultuoso hacia la verdad y la autenticidad de los sentimientos más profundos.