En una noche fría y silenciosa, Nakahara se encontraba solo en la azotea de la escuela, observando las estrellas. Sus pensamientos divagaban en torno a Irie, el chico popular del instituto, quien siempre parecía inalcanzable para él. De repente, escuchó unos pasos acercándose y, al darse la vuelta, vio a Irie parado frente a él.
- ¿Qué haces aquí, Nakahara? - preguntó Irie con una mirada intensa.
Nakahara titubeó antes de responder, sintiendo su corazón latir con fuerza. Antes de que pudiera decir algo, un fuerte viento helado sopló, haciendo que Nakahara se tambaleara. En un instante, Irie lo sostuvo con firmeza para evitar que cayera, y en ese preciso momento sus miradas se encontraron.
El silencio se apoderó del lugar, solo roto por la respiración agitada de Nakahara. De repente, sin previo aviso, Irie se inclinó y sus labios se encontraron en un beso apasionado. La mente de Nakahara dio vueltas, sintiendo una mezcla de emociones abrumadoras.
Después de un breve instante, Irie se apartó lentamente, dejando a Nakahara desconcertado. Sin decir una palabra, Irie se dio la vuelta y se alejó, dejando a Nakahara con el corazón en un puño y la mente llena de preguntas sin respuesta.
Mientras Nakahara se quedaba solo en la azotea, intentando comprender lo sucedido, se dio cuenta de que la distancia entre ellos seguía siendo insalvable, aunque en realidad, él había estado buscando a Irie en la mitad de la noche todo este tiempo.