En una noche oscura y tormentosa, Se-Joon caminaba solo por el jardín de rosas de la mansión familiar, tratando de despejar su mente de los tormentosos pensamientos que lo atormentaban. De repente, sintió una presencia detrás de él y, al voltear, vio a su hermana Se-Wa parada allí, con una mirada fría y decidida en sus ojos.
"¿Qué estás haciendo aquí, Se-Wa?", preguntó Se-Joon, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda al ver la expresión de su hermana.
Se-Wa se acercó lentamente a él, susurrando palabras inquietantes que helaron la sangre de Se-Joon. "Todo lo que hago es por ti, hermano", dijo con una sonrisa siniestra en el rostro. "Eres el único en mi corazón, en mi mente, en mi alma. Y haré cualquier cosa para protegerte, aunque eso signifique destruir todo lo demás".
Se-Joon retrocedió horrorizado, dándose cuenta de la profundidad de la obsesión de su hermana. En ese momento, supo que debía encontrar una manera de liberarse de los lazos que lo unían a ella, antes de que fuera demasiado tarde. Pero, ¿cómo podría escapar de la flor de la maldad que había florecido en el corazón de su propia hermana?