Título: La vez que mi amigo quiso probarse una falda.
En una soleada tarde de primavera, mi amigo Javier y yo decidimos ir de compras al centro comercial. Mientras recorríamos las tiendas, algo inusual atrajo nuestra atención: una hermosa falda de color azul brillante en el escaparate de una boutique. Sin pensarlo dos veces, Javier sugirió probarse la falda como una especie de broma entre amigos.
Al principio, pensé que se trataba solo de una travesura momentánea, pero cuando vi a Javier caminando hacia el probador con la falda en la mano, su expresión seria y determinada me tomó por sorpresa. Entre risas nerviosas, él se probó la falda y, para mi asombro, ¡le quedaba perfecta! Su actitud despreocupada y segura de sí misma me dejó perplejo.
Mientras Javier admiraba su reflejo en el espejo, pude ver en sus ojos una chispa de liberación y autenticidad que nunca antes le había visto. En ese momento, entendí que para él no se trataba solo de una falda, sino de desafiar las normas y expectativas de género que lo habían limitado por tanto tiempo.
Desde ese día, Javier llevó su falda con orgullo, desafiando miradas y prejuicios con una sonrisa en los labios. Su valentía y autenticidad inspiraron a muchos a cuestionar sus propias creencias y a abrazar la diversidad en todas sus formas.
Esa fue la vez que mi amigo quiso probarse una falda, pero terminó encontrando mucho más que eso: encontró su verdadera esencia y el coraje para ser quien realmente era.