El aire estaba cargado de tensión mientras Suhyeon corría desesperadamente por el callejón oscuro, siguiendo los débiles sollozos de Ai. El corazón le latía con fuerza en el pecho, arrepintiéndose cada vez más de las palabras que había dicho momentos antes. "¡Espera, Ai! ¡Por favor, detente!", gritaba Suhyeon mientras las lágrimas se mezclaban con la lluvia que comenzaba a caer del cielo nublado.
Finalmente, encontró a Ai parado en el borde de un acantilado, con la mirada perdida en el horizonte. Sin dudarlo, Suhyeon se acercó lentamente, extendiendo una mano temblorosa hacia él. "Lo siento... por todo", murmuró Suhyeon con la voz entrecortada por la angustia.
Pero justo cuando Ai parecía dispuesto a volver, un trueno retumbó en el cielo y un relámpago iluminó la escena de manera siniestra. En medio de la tormenta, un fuerte viento azotó el acantilado, desequilibrando a Ai, quien estaba al borde de caer. Sin pensarlo dos veces, Suhyeon se lanzó hacia adelante, agarrando a Ai justo a tiempo.
Los dos se quedaron allí, empapados y temblando, enfrentando juntos la furia de la naturaleza. En ese momento de vulnerabilidad y sinceridad, algo cambió entre ellos, algo que ni la lluvia ni el viento podían borrar. Era el comienzo de una nueva página en su complicada historia, una página escrita con lágrimas y cicatrices, pero también con amor y redención.