En un mundo donde el odio y el dolor se entrelazan, me vi obligada a unir mi destino al de un hombre cuya alma ardía en rencor hacia mí. Su mirada fría revelaba la verdad que ambos conocíamos pero ninguno se atrevía a pronunciar en voz alta. Mi madre, en un acto desesperado, había truncado su felicidad, arrebatándole lo más preciado que poseía: su familia.
Las palabras resonaban en mi mente una y otra vez, como un eco amargo que no cesaba. "Quiero que me lo prometas antes de casarnos. Después de 6 meses de matrimonio, quiero que te divorcies de mí", susurró con una voz cargada de resignación. La sorpresa se apoderó de mí, incapaz de comprender sus motivos. ¿Acaso era posible que en medio de tanto dolor, encontráramos un destello de compasión?
El desconcierto reinaba en el aire mientras intentaba asimilar sus palabras. ¿Un matrimonio no deseado? Por un instante, vi más allá de su máscara de indiferencia y descubrí la verdad que se escondía en lo más profundo de su ser. Dos almas heridas, unidas por el destino en una danza de dolor y redención. ¿Podríamos encontrar la forma de sanar nuestras heridas y proteger nuestros corazones de la oscuridad que amenazaba con consumirnos?
En medio de la tragedia y la desolación, nació una chispa de esperanza. Una promesa susurrada al viento, un lazo invisible que nos uniría en una lucha por redimir nuestros errores y encontrar la luz en medio de la oscuridad. ¿Podría el amor florecer entre dos almas rotas en busca de redención? Solo el tiempo lo diría, mientras nuestros destinos se entrelazaban en una danza de dolor y salvación.