Bajo el resplandor plateado de la luna, Raymond se adentró en el Laboratorio Central con determinación en su mirada. Buscaba respuestas sobre el misterioso trabajo de su difunto padre, un trabajo que involucraba a los hombres lobo y que se mantenía en secreto. Allí conoció a Kata, el hombre lobo descubierto por su padre años atrás. Kata era único, especial. Pero el precio de su investigación era alto, todas sus necesidades debían ser satisfechas, incluso su insaciable apetito sexual.
A medida que Raymond se sumergía en el mundo de Kata, descubrió que la vida en el laboratorio era mucho más que ciencia. Los vínculos se entrelazaban, los secretos se revelaban y las pasiones ardían con intensidad. En ese remolino de emociones, todos se veían arrastrados hacia un destino incierto, donde el deseo y la intriga chocaban en una danza peligrosa.
Entre los muros del Laboratorio Central, se gestaba un conflicto que iba más allá de lo científico, un conflicto que pondría a prueba el carácter y las lealtades de cada individuo implicado. Y en medio de todo, Kata y Raymond se encontraban enredados en una maraña de deseos prohibidos y descubrimientos sorprendentes que cambiarían sus vidas para siempre.