Bajo la fría luz de la pista de patinaje, Yuuri observaba en silencio a Viktor, su rival y amante. El aire vibraba con la tensión entre los dos, un conflicto que iba más allá de la competencia sobre el hielo. Ambos patinadores se enfrentaban no solo por el título, sino también por el corazón de Yuuri.
En un giro inesperado, Viktor se acercó a Yuuri, su mirada llena de determinación y anhelo. "No puedo seguir fingiendo, Yuuri. Te amo", confesó, rompiendo la barrera que había mantenido su amor en secreto durante tanto tiempo. El mundo parecía detenerse en ese preciso momento, con la audiencia conteniendo la respiración ante la revelación.
Yuuri se quedó sin palabras, con los recuerdos de su historia compartida inundando su mente. En un impulso, tomó la mano de Viktor y le dedicó una sonrisa tímida. "Me has hecho descubrir un mundo de pasión y amor en el hielo, Viktor. Estoy listo para patinar juntos, no solo como rivales, sino como compañeros de vida", declaró, sellando su promesa con un beso apasionado bajo el resplandor de las luces de la pista.
El público estalló en aplausos y vítores, celebrando no solo la victoria en la competencia, sino también el amor que trascendía las fronteras del deporte. En ese momento, Venus y Jesús se unieron en una danza eterna sobre el hielo, demostrando que el amor verdadero puede vencer cualquier obstáculo.