En las calles bulliciosas de Tokio, el detective independiente, Numa Shichirou, era conocido por su enfoque único para resolver misterios. En lugar de aceptar dinero como honorarios, él solo aceptaba bienes o servicios que le fueran útiles. Esta peculiaridad lo hacía destacar entre los demás detectives, convirtiéndolo en una leyenda urbana en la ciudad.
Un día, una joven desesperada se presentó en su modesta oficina, con lágrimas en los ojos y un pequeño cofre en sus manos temblorosas. Le contó una historia de amor perdido, intrigas familiares y un oscuro secreto que amenazaba con destruir su vida. Dentro del cofre, yacía una esmeralda deslumbrante que brillaba con un fulgor misterioso.
Numa Shichirou escuchó atentamente, su mirada aguda evaluando cada gesto de la joven. Decidió tomar el caso, atraído por la complejidad de la trama y la promesa de revelar la verdad oculta. A medida que se adentraba en la investigación, descubrió giros inesperados, alianzas peligrosas y verdades incómodas que lo llevaron al borde de la oscuridad.
Entre sombras y susurros, Numa Shichirou se enfrentó a su enemigo más astuto hasta la fecha, desentrañando una red de mentiras entrelazadas con la sed de venganza. Enfrentando sus propios demonios internos, el detective siguió el rastro de la esmeralda perdida, sabiendo que la verdad traería consigo la redención o la perdición final.