Cuando Chokuo recibió aquella confesión de Taichiro, su mundo se desmoronó por completo. No podía creer que el chico del que estaba enamorada desde hace tanto tiempo pudiera odiarla de esa manera. A pesar de todo, algo en su interior seguía ardiendo, una llama de obsesión que la consumía sin piedad.
Perdida en un mar de emociones contradictorias, Chokuo decidió acercarse aún más a Taichiro, convencida de que podía cambiar sus sentimientos hacia ella. Sin embargo, cuanto más se adentraba en la oscuridad de su relación, más se daba cuenta de lo enfermiza que se volvía todo.
Los celos, la posesividad y la violencia emocional se fueron apoderando de la pareja, creando un vínculo tóxico difícil de romper. Chokuo se debatía entre el amor ciego que sentía por Taichiro y la sombría realidad de su tormentosa relación.
¿Hasta dónde llegaría Chokuo por amor? ¿Sería capaz de romper las cadenas que la ataban a Taichiro antes de que fuera demasiado tarde? La línea entre el amor y la obsesión se desdibujaba peligrosamente, llevando a los protagonistas a un abismo del que quizás no pudieran salir indemnes.