En un tranquilo día de verano, Marcos y Laura, dos amigos de la infancia, paseaban juntos por el parque. De repente, al doblar una esquina, se encontraron con una escena inesperada: dos personas besándose apasionadamente. Los dos amigos se miraron sorprendidos, sus rostros reflejando una mezcla de shock y confusión.
Marcos, con los ojos abiertos como platos, no podía apartar la mirada de aquella escena. Laura, por otro lado, frunció el ceño, intentando descifrar qué estaba pasando. Ambos se miraron, sin decir palabra, pero con un millón de preguntas bailando en sus mentes.
Después de un tenso silencio, Laura rompió el hielo con una pregunta que lo cambiaría todo: "¿Crees que podríamos hacer lo mismo?". Marcos la miró incrédulo, pero en lugar de responder, se acercó lentamente a ella y, sin decir una palabra, la besó suavemente en los labios.
En ese instante, algo cambió entre ellos. Una chispa antigua se encendió, y ambos se dieron cuenta de que tal vez, después de todo este tiempo, lo que habían estado buscando estaba justo delante de sus narices. ¿Qué significaba este beso? ¿Sería el comienzo de algo nuevo y emocionante entre dos amigos de toda la vida? La incertidumbre y la emoción inundaron sus corazones mientras se miraban el uno al otro, sabiendo que sus vidas acaban de tomar un giro inesperado en ese pintoresco y ordinario que les llevaría por un camino inexplorado e intrigante.