El reloj marcaba la medianoche cuando Aya comenzó su caminata nocturna por el bosque oscuro. Su rostro inexpresivo escondía una tormenta interna de emociones encontradas, dudas y miedos que la consumían lentamente. Cada paso resonaba en la oscuridad, como si el propio bosque estuviera susurrando secretos oscuros a su paso.
De repente, un destello brillante captó su atención. Intrigada, Aya se acercó y descubrió una llave antigua, adornada con extraños símbolos tallados en ella. Sin pensarlo dos veces, decidió guardarla consigo y regresar a casa.
Pero a partir de esa noche, eventos extraños comenzaron a suceder a su alrededor. Sombras se movían en las esquinas de sus ojos, susurros inquietantes la perseguían en cada rincón. Aya comenzó a cuestionar su propia cordura, sin darse cuenta de que la llave que encontró había desencadenado una serie de eventos que la llevarían al límite de la realidad y la ficción.
¿Qué secretos guardaba la llave? ¿Podría Aya descubrir la verdad detrás de las sombras que la acechaban, o caería presa de la oscuridad que la rodeaba? El reloj seguía marcando la medianoche, pero el tiempo parecía detenerse en un mundo donde la realidad y la fantasía se entrelazaban en una danza macabra.