Desde el primer día de verano, supe que algo especial estaba destinado a suceder. Conocí a aquel chico, amable y gentil, cuyo arte maravilloso pintaba sueños en los cielos nocturnos. Mi corazón latía con fuerza cada vez que lo veía, preguntándome si este sería el inicio de mi primer amor.
Pero detrás de su sonrisa cálida y su mirada enigmática, se escondían secretos oscuros que amenazaban con destruir todo lo hermoso que comenzábamos a construir juntos. Cada pincelada en el lienzo del cielo era un reflejo de los tormentos internos que lo atormentaban, y pronto me vi atrapada en un torbellino de emociones encontradas.
La línea entre la realidad y la fantasía se desvanecía a medida que nos adentrábamos en un mundo donde los deseos más profundos se entrelazaban con los miedos más oscuros. ¿Podría mi amor ser suficiente para salvarlo de sus demonios internos, o estábamos condenados a desaparecer en la oscuridad de la noche para siempre? Solo el tiempo lo diría, mientras los cielos nocturnos florecían con nuestros secretos y sueños entrelazados.