El aire en la preparatoria humana estaba cargado de energía esa mañana. Athena, con su belleza y fuerza divina, se mezclaba entre los estudiantes como una de ellos. Su misión era clara: encontrar a la reencarnación de Poseidón y llevar a cabo su venganza sin ser descubierta por los otros dioses del Olimpo.
Mientras caminaba por los pasillos, su mirada se detuvo en un joven apuesto de ojos azules, cuyo porte y carisma lo distinguían del resto. ¿Podría ser él? Athena decidió acercarse, descubriendo que se llamaba Nicolás, un chico popular pero solitario.
Athena, con disimulo, empezó a conocer más a Nicolás, descubriendo un lado de él que nadie más veía. Se dio cuenta de que, detrás de esa fachada de seguridad, se escondía un alma atormentada por secretos oscuros. ¿Podría ser él la reencarnación de Poseidón?
A medida que Athena profundizaba en la vida de Nicolás, se debatía entre cumplir con su misión divina o dejarse llevar por los sentimientos que surgían en su corazón. El dilema entre la venganza y el amor la consumía, mientras el destino les deparaba giros inesperados que pondrían a prueba su fuerza y determinación.