En la oscuridad del anexo, Theodore sintió el escalofrío recorrer su espina dorsal al enfrentarse al fantasma que habitaba en aquel lugar olvidado. Sus ojos anhelantes buscaban respuestas en la figura etérea que se desvanecía ante su presencia. ¿Quién era este espectro que lo llamaba en sus susurros nocturnos? La conexión entre ellos era más profunda de lo que Theodore podía imaginar, un lazo que trascendía la vida y la muerte.
Mientras tanto, Bernhardt, su medio hermano, se debatía en la encrucijada entre proteger el honor de la familia y sucumbir a la atracción magnética que ejercía sobre él aquel ser enigmático. La presencia del fantasma avivaba llamas olvidadas en su interior, desatando una tormenta emocional que amenazaba con destruir las barreras que él mismo había erigido.
En medio de secretos sepultados bajo siglos de historia, Theodore y Bernhardt se encontraban atrapados en un triángulo emocional feroz, donde la verdad se entrelazaba con la pasión y el deseo se confundía con el deber. Mientras el fantasma del anexo los observaba en silencio, sabiendo que su presencia desencadenaría una serie de eventos que cambiarían el destino de todos los involucrados para siempre.