En una tranquila tarde después de la escuela, Kazoe se encontraba inquieta. Siempre había sido una niña recatada, protegida de todo lo pervertido. Sin embargo, una curiosidad ardiente la consumía por dentro, una curiosidad que solo un chico como Hanazono podría entender.
Hanazono, por otro lado, tenía un pasado que lo definía. Criado en una familia que vivía de lo pervertido, su mente estaba llena de secretos y tentaciones. Cuando Kazoe finalmente decidió acercarse a él en busca de ayuda, desencadenó una serie de eventos que los llevarían por un camino sin retorno.
Entre risas nerviosas y miradas cómplices, Kazoe y Hanazono se adentraron en un mundo desconocido, donde sus diferencias parecían desvanecerse. Pero conforme exploraban juntos cada secreto oscuro, descubrieron que la línea entre la moralidad y el deseo era más delgada de lo que jamás habían imaginado.
La complicidad entre Kazoe y Hanazono crecía a medida que se sumergían más y más en lo desconocido, enfrentando sus propios miedos y deseos reprimidos. Lo que comenzó como una simple curiosidad se convertiría en un torbellino de emociones, llevándolos a cuestionar todo en lo que creían.
Al final, Kazoe y Hanazono descubrirían que, a veces, la verdadera liberación reside en lo inesperado, en los encuentros extraños y bizarros que solo la complicidad entre dos almas perdidas puede desencadenar.