Bajo la suave luz de la luna, Harukawa Mikoto permanecía sentada en el jardín de cerezos, observando las flores blancas que brillaban como estrellas en la oscuridad. Sus pensamientos vagaban lejos, recordando la dulce melodía de su juventud que parecía desvanecerse lentamente con el paso del tiempo.
De repente, un susurro en la brisa nocturna la sacó de su ensoñación. Levantó la vista y se encontró con los ojos profundos de Kaito, su amigo de la infancia, que siempre estuvo a su lado en los momentos difíciles. Sin decir una palabra, Kaito le tendió una mano, invitándola a bailar bajo la luz de la luna.
Mientras giraban suavemente entre los cerezos en flor, Mikoto sintió cómo su corazón latía con fuerza en su pecho. En ese instante, un torbellino de emociones la invadió: la nostalgia del pasado, el miedo al futuro y, sobre todo, el anhelo profundo de amor y libertad.
¿Podría Mikoto encontrar el valor para seguir su corazón y descubrir su verdadera pasión en la vida? ¿O sucumbiría a las expectativas de los demás y renunciar a sus sueños? Solo el destino, entre los pétalos de cerezo que caían lentamente, tenía la respuesta a esta encrucijada que marcaría el inicio de su camino hacia la madurez.