En una soleada mañana de primavera, Ashida se encontraba frente a la panadería, con el corazón lleno de determinación y los nervios a flor de piel. Esta vez no podía fallar, no podía permitirse otro error. La misión era clara: conseguir el codiciado pan de pudin de caramelo, el favorito de Kagura, la chica más intimidante de la escuela. ¿Por qué se había metido en este lío? La respuesta yacía en aquella fatídica tarde en la que, sin querer, había arruinado el postre favorito de Kagura. Desde entonces, su vida se convirtió en una pesadilla, con burlas, miradas fulminantes y una sensación de malestar constante en el pecho.
Pero esta vez sería diferente. Ashida respiró hondo y entró en la panadería con paso decidido. Sin embargo, lo que encontró allí no fue solo el dulce aroma del pan recién horneado, sino también a Kagura, parada frente al estante de panes, con una expresión entre sorprendida y confusa. ¿Qué estaría haciendo ella allí? Ashida contuvo el aliento, preparándose para lo peor.
Sin embargo, Kagura no dijo una palabra. En cambio, sus ojos se encontraron con los de Ashida, y por un breve instante, algo en su mirada cambió. Ashida sintió un nudo en la garganta, sin comprender lo que estaba sucediendo. ¿Podría ser que, en medio de esta absurda misión por conseguir un pan de pudin, se estuviera gestando algo más entre ambas? ¿Sería posible que el dulce sabor del caramelo pudiera desatar un giro inesperado en sus vidas? Ashida se dio cuenta de que, a veces, las misiones más imposibles eran las que traían consigo las mayores sorpresas.
Y así, entre bolsas de pan y miradas furtivas, la historia de Ashida y Kagura comenzó a escribir un nuevo capítulo, uno lleno de secretos, emociones encontradas y, quizás, un toque de romance inesperado. Pero solo el tiempo diría si el sabor del pudin de caramelo sería suficiente para unir o para separar a estas dos almas destinadas a encontrarse en medio de la confusión y la dulzura de los panes de una panadería cualquiera.