Cuando el doctor Sasaki despertó, se encontró en medio de un calabozo oscuro y húmedo, con las cadenas heladas atadas a sus muñecas. Escuchaba los gritos desgarradores de las víctimas sacrificadas por el caníbal, un ser que se transformaba en un monstruo sediento de sangre. Con cada asesinato presenciado, la mente del doctor Sasaki se sumergía en un abismo de terror y desesperación. ¿Cómo podría escapar de ese infierno y detener la masacre que azotaba la ciudad? Sus manos temblaban, su corazón latía con fuerza, mientras la sombra del caníbal se acercaba lentamente hacia él, sus ojos brillando con malicia. La batalla por la supervivencia y la cordura apenas comenzaba en aquel laberinto de horror sin fin.