Bajo el oscuro manto de la noche, Colette se acercó al imponente castillo, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Sabía que su destino estaba sellado al tener que enfrentarse al temido comandante de los Caballeros del Dragón Negro, conocido por su temperamento tan feroz como sus legendarias hazañas en batalla. Con paso decidido, golpeó la puerta de la residencia del comandante y, con voz temblorosa, solicitó una audiencia.
El comandante emergió de las sombras, su figura imponente contrastando con la suavidad de la luz de las velas. Sus ojos, fríos como el acero, la escudriñaron con detenimiento mientras Colette luchaba por mantener la compostura. Sin embargo, en lugar de la furia que esperaba, vio una chispa de curiosidad en la mirada del comandante.
Antes de que pudiera articular una palabra, el comandante habló, su voz profunda resonando en la habitación silenciosa. "¿Qué te trae a mi presencia, joven dama?", preguntó con un tono que sorprendió a Colette. En ese momento, supo que las apariencias engañaban y que tal vez, detrás de la máscara de ferocidad, se escondía algo más. ¿Qué secretos guardaba aquel hombre de armadura negra?