El primer día de Keith en la escuela en Japón resultó ser mucho más complicado de lo que había imaginado. Después de un desastroso encuentro con el estudiante más temido del instituto, pensó que las cosas no podían ir peor. Sin embargo, al llegar a casa de los Yamato, su familia de acogida, se dio cuenta de que aquello era solo el comienzo de su pesadilla. El padre, con sus constantes travesuras infantiles, la madre siempre ebria, la hija mayor explosiva y el hijo menor con intenciones asesinas, conformaban un hogar que desafiaba cualquier sentido de la cordura. Entre roces constantes, malentendidos y situaciones cómicas, Keith se vio inmerso en un torbellino de caos y humor negro del que no sabía cómo salir ileso. ¿Podría encontrar un rayo de esperanza en medio de tanta locura? La respuesta estaba aún por descubrirse en su vida en Japón.