Bajo la luz mortecina de la luna llena, Wu Mian se encontraba de pie en lo alto de un acantilado, con la máscara en sus manos temblorosas. Desde que había descubierto el poder oscuro de la máscara de la verdad, su vida se había convertido en un torbellino de caos y secretos inconfesables.
La máscara le había otorgado un poder inimaginable: cada palabra que pronunciaba se convertía en verdad absoluta para aquellos que lo escuchaban. Sin embargo, ese poder solo había servido para aumentar sus miedos y debilidades. ¿Cómo podría enfrentarse a la verdad de sus propios sentimientos cuando ni siquiera era capaz de confesarse a la chica que amaba en secreto?
Pero esa noche, todo cambiaría. Un grito desgarrador rompió el silencio de la noche, y Wu Mian corrió hacia el origen del sonido. Lo que encontró lo dejó paralizado: la chica de sus sueños, herida y sola, se retorcía de dolor en el suelo. Sin pensarlo dos veces, se puso la máscara y susurró unas palabras al oído de la chica.
De repente, la herida desapareció, como por arte de magia. Los ojos de la chica se encontraron con los suyos, llenos de gratitud y sorpresa. En ese momento, Wu Mian supo que, con o sin máscara, debía encontrar el valor para enfrentar sus miedos y luchar por aquello en lo que creía. La máscara de la verdad podría controlar las palabras, pero solo él podía controlar su destino.