Ryouhei estaba de pie frente a la puerta de Rikka, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Había esperado este momento durante tanto tiempo, pensando en cómo le confesaría su amor a su encantadora vecina. Finalmente, reunió el coraje suficiente para llamar a la puerta y esperar.
Cuando Rikka abrió la puerta, su rostro se iluminó con una sonrisa cálida que hizo que Ryouhei se sintiera aún más nervioso. Sin embargo, no podía echarse atrás ahora. Con voz temblorosa pero decidida, comenzó a hablar.
"Rikka, he querido decirte esto desde hace mucho tiempo. Eres la luz de mi vida, la razón por la que espero cada nuevo día. No sé cómo expresar adecuadamente lo que siento por ti, pero quiero que sepas que te amo con todo mi corazón".
Rikka, sorprendida por las palabras de Ryouhei, se quedó en silencio por un momento, con una mirada indecisa en sus ojos. Finalmente, rompió el silencio y dijo con voz suave: "Ryouhei, yo también tengo algo que decirte".
Antes de que pudiera continuar, Naoki, el hijo de Rikka, apareció corriendo detrás de ella y abrazó a Ryouhei con entusiasmo. "¡Gracias por ser tan amable con mi mamá! ¡Eres increíble!"
Rikka miró la escena con una mirada tierna y una chispa de alegría en sus ojos. Entonces, con una sonrisa radiante, dijo: "Ryouhei, eres una parte tan importante de nuestras vidas. ¿Te gustaría quedarte a cenar con nosotros esta noche?"
Ryouhei se quedó sin palabras, sorprendido por la respuesta de Rikka. ¿Qué significaba esto? ¿Había esperanzas para su amor después de todo? ¿O solo eran amistosos vecinos disfrutando de una buena cena juntos? Las preguntas llenaron su mente mientras aceptaba con gratitud la invitación, sin darse cuenta de que esta cena cambiaría el curso de sus vidas para siempre.