Cada noche, Hiroshi se encontraba cara a cara con su lienzo en blanco, tratando de plasmar en sus mangas yaoi toda la pasión y el deseo que guardaba en su interior. A pesar de tener una novia a su lado, su corazón pertenecía a otro hombre. Un hombre misterioso, seductor, que lo había llevado al borde del abismo del deseo prohibido.
Entre pinceles y trazos, Hiroshi luchaba consigo mismo, tratando de comprender sus propios sentimientos, sus propias contradicciones. ¿Por qué se resistía a aceptar la verdad que yacía en lo más profundo de su ser? En su mente, resonaban las palabras de su maestro, un hombre sabio que lo observaba en silencio, esperando a que finalmente abriera los ojos y se enfrentara a sus propios demonios.
Una noche, mientras trabajaba en su estudio, una figura apareció en la penumbra. Era su asistente, aquel a quien había seducido en un arranque de pasión desenfrenada. Los ojos de ambos se encontraron en un silencio tenso, cargado de deseo y arrepentimiento. En ese instante, Hiroshi supo que su vida estaba a punto de dar un giro inesperado, que sus corazones se estaban acercando peligrosamente en un juego de amor y traición.