En medio de la opulencia del Palacio Imperial, el príncipe Etienne se debatía en una red de mentiras y secretos. A pesar de haber nacido como un Omega dominante, su vida se vio entrelazada con el engaño desde el principio.
La presencia del príncipe Richard, ahora convertido en un héroe aclamado, solo agregaba más tensión a la situación. Etienne sabía que su fachada de Beta estaba a punto de desmoronarse, y el temor lo consumía.
Cuando Richard finalmente pronunció las palabras que Etienne temía escuchar, la verdad salió a la luz de una manera inesperada. El descubrimiento desató una vorágine de emociones en Etienne, quien se vio enfrentando su identidad oculta y las repercusiones de sus acciones pasadas.
En medio de la confusión y el remordimiento, Etienne se encontró a sí mismo dejándose llevar por un instinto primario que no podía controlar. La vulnerabilidad de su posición como Omega chocaba con la ferocidad de su naturaleza dominante, creando un conflicto interno que amenazaba con consumirlo.
Mientras se enfrentaba a la verdad revelada, Etienne se dio cuenta de que la única salida era aceptarse a sí mismo por completo, incluso las partes de sí mismo que había intentado ocultar. Y en ese momento de desnudez emocional, encontró una nueva fuerza que nunca había experimentado antes.