Bajo el resplandor etéreo de la gran sala de reuniones del cielo, los ángeles y dioses discutían acaloradamente sobre cómo llevar a cabo su misión de terminar con la humanidad una vez más. Mientras tanto, en un toque de ironía celestial, una joven humana irrumpió sin querer en medio de la asamblea, interrumpiendo las divinas deliberaciones.
Con ojos desorbitados y corazón latiendo con fuerza, la chica observó atónita a su alrededor, sin comprender cómo había llegado allí. Los seres celestiales la miraron con curiosidad y sorpresa, preguntándose cómo era posible que una mera mortal se encontrara en aquél santo recinto.
Antes de que alguien pudiera reaccionar, la joven extendió una mano temblorosa y señaló hacia la gran mesa redonda donde descansaban los planes para la destrucción de la humanidad. Con una voz temblorosa pero llena de determinación, exclamó: "¡Deténganse! ¡No pueden seguir con esto!"
Los ángeles y dioses se miraron entre ellos, sorprendidos por las palabras de la intrusa. ¿Qué secreto o poder oculto poseía aquella chica que la había llevado hasta el mismo corazón del cielo en un momento crucial? Mientras tanto, la joven estaba decidida a cambiar el rumbo de los acontecimientos divinos, sin saber que su presencia desataría una serie de eventos inesperados que pondrían en juego el destino de todos los seres, tanto celestiales como terrenales.