Bajo el cielo estrellado de la ciudad, Haneul caminaba solo, con el corazón lleno de anhelo. Conoció a Namu, un chico misterioso de su misma edad, pero cada intento por acercarse a él era en vano. Namu, siempre esquivo, dedicaba sus días a reparar todo a su alrededor, convirtiéndose en una figura enigmática y protectora para los habitantes del pueblo. Un día, mientras caminaba por las calles vacías, Haneul escuchó una voz suave y melodiosa que parecía surgir de la nada. "¿Hay algún lugar que necesite reparaciones?", preguntó la voz. Haneul sintió que era una señal divina. Con el corazón latiéndole con fuerza, no dudó en responder: "¡Por favor, arregla mi corazón!". Y así, comenzó un giro inesperado en sus vidas, donde los secretos más profundos y los deseos más íntimos saldrían a la luz.