Al estrellarse el carruaje en el que viajaba, Stella fue rescatada por un hombre alto y guapo que la llevó a una misteriosa mansión rodeada de rosas venenosas. Allí, se encontró con otros tres hombres igualmente atractivos. Sin un centavo en el bolsillo, Stella se vio obligada a aceptar un trabajo como criada en la mansión, sin saber del oscuro secreto que los habitantes de la mansión guardaban: ¡todos eran vampiros sedientos de sangre! A medida que Stella se adentraba en la rutina diaria de la mansión, cada uno de los vampiros mostraba un interés particular en ella, despertando su curiosidad y temor al mismo tiempo. Mientras intentaba descifrar los misterios que envolvían a la mansión, Stella se vio envuelta en un peligro que desconocía, sin imaginar que su llegada desencadenaría una serie de sucesos que pondrían en peligro su vida y la de sus nuevos amos.