Bajo el manto de la noche, Han Soo-bum se paró al borde del abismo, su determinación a flor de piel. Las sombras lo abrazaban como cómplices de su desesperación, empujándolo hacia el vacío. Sin embargo, en ese preciso instante, un destello de luz rompió la oscuridad, revelando la silueta de un joven desconocido.
"¡Detente!" gritó el chico, corriendo hacia Han Soo-bum. "¡No hagas algo de lo que te arrepentirás!"
Han Soo-bum vaciló, sus ojos conectando con los del extraño en un instante de sorpresa. Antes de que pudiera reaccionar, fue arrastrado al suelo por el misterioso joven. Ambos rodaron por la pendiente, lejos del borde peligroso, mientras las estrellas brillaban en el cielo nocturno como testigos mudos de su encuentro inesperado.
"¡¿Qué estás haciendo?!" gruñó Han Soo-bum, luchando por liberarse. Sin embargo, la mirada decidida en los ojos del chico lo detuvo en seco.
"Soy Min-seo, y te acabo de salvar la vida," respondió el joven con calma. "No sé por qué estabas dispuesto a morir, pero ahora somos dos fugitivos en esta noche sin fin. ¿Qué dices de unir fuerzas y enfrentar juntos a nuestros destinos inciertos?"
El corazón de Han Soo-bum latía con fuerza, mezclando el miedo con una chispa de esperanza. ¿Podría ser que su encuentro con Min-seo fuera más que una casualidad? ¿Podría la oscuridad de sus pasados dar paso a una nueva luz que sólo podrían encontrar juntos en esta carrera sin destino fijo?
Con el susurro del viento como su única respuesta, los dos fugitivos se pusieron de pie, listos para correr hacia lo desconocido, donde los secretos enterrados y los sentimientos prohibidos los esperaban en la oscuridad de la noche eterna.