En el taller de restauración de arte, Alejandro se encontraba concentrado en los últimos retoques de la misteriosa pintura de Maurice Olivier, Tableau Numero 20. Mientras trabajaba bajo la luz tenue de su lámpara, un escalofrío recorrió su espalda al sentir una mirada fija sobre él. Giró rápidamente, pero no había nadie más en la habitación.
De repente, una ráfaga de viento agitó los papeles sobre la mesa y la pintura cobró vida ante sus ojos atónitos. Los colores brillaron con intensidad, las figuras se movieron como si bailaran en el lienzo y una voz susurró en su mente, seductora y amenazante a la vez.
Alejandro supo en ese momento que la pintura era mucho más que una obra de arte perdida; era un portal a un mundo sobrenatural lleno de misterios y peligros. A medida que se adentraba en esa nueva realidad, las líneas entre la fantasía y la realidad se desdibujaban, y su propia existencia se veía atrapada en un torbellino de emociones contradictorias y decisiones difíciles.
Tableau Numero 20 se convertiría no solo en la obra maestra de Maurice Olivier, sino también en el desafío definitivo para Alejandro, quien tendría que enfrentarse a sus miedos más profundos y descubrir la verdad oculta detrás de la pintura encantada.