Bajo la luz pálida de la luna, Mikado se encontraba de pie en el jardín de la escuela, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Había una sensación extraña en el aire, como si algo estuviera a punto de cambiar para siempre. De repente, una figura conocida emergió de las sombras: Towa, el chico que le había robado el corazón desde el primer momento en que se conocieron.
Towa se acercó lentamente, con la mirada fija en Mikado. Sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y determinación. Sin decir una palabra, extendió la mano hacia Mikado, invitándolo a bailar bajo la tenue luz de la luna.
Mikado, sorprendido por el gesto inesperado, tomó la mano de Towa y permitió que lo guiara en una danza lenta y cautivadora. En ese momento, en medio de la noche silenciosa, sus corazones latían al unísono, como si estuvieran destinados a encontrarse en ese preciso instante.
El viento susurraba suavemente entre los árboles, llevando consigo un mensaje de cambio y esperanza. Mikado y Towa se miraron a los ojos, compartiendo un momento de intimidad y conexión que parecía trascender el tiempo y el espacio. ¿Qué les depararía el futuro? ¿Estarían listos para enfrentar los desafíos que se avecinaban en su camino hacia el amor verdadero?