En medio de los escombros humeantes de la ciudad devastada, Miguel se encontraba de rodillas, agotado y herido después de la feroz batalla con los mutantes. Su respiración entrecortada resonaba en el silencio mientras miraba a su alrededor, buscando señales de vida. El destino de la humanidad pendía de un hilo, y él era su última esperanza.
De repente, un mutante gigante emergió de entre los edificios derruidos, emitiendo un rugido ensordecedor que sacudió los cimientos de la tierra. Con un último esfuerzo, Miguel se puso de pie, sus ojos brillando con determinación. Sabía que esta batalla sería la más difícil de todas, pero también la más crucial.
Mientras el mutante se abalanzaba hacia él con garras afiladas y ojos llenos de furia, Miguel recordó las palabras de su mentor: "Nunca te rindas, incluso en la oscuridad más profunda, la luz siempre encontrará un camino". Con una mezcla de miedo y valentía, Miguel se preparó para el enfrentamiento final, consciente de que su destino estaba sellado, pero decidido a luchar hasta su último aliento en esta guerra sobrenatural por la supervivencia de la humanidad.