Bajo la luz de la luna, en el palacio imperial, se revelaba un secreto tan inesperado como misterioso. La protagonista, con el corazón latiendo con fuerza, se encontraba frente al joven emperador, cuya mirada escondía siglos de sabiduría. "Tú lo sabes todo", susurró ella, sin poder contener su asombro. El emperador sonrió con ternura, pero sus ojos reflejaban un dolor profundo. "Eso podría decirse, pero no sé gran cosa", respondió en voz baja. La incertidumbre llenaba el aire mientras la joven buscaba desesperadamente respuestas. De repente, tras las cortinas, apareció una figura inesperada: el verdadero emperador, un anciano sabio que guardaba un secreto que cambiaría el destino de todos. La protagonista se dio cuenta de que la verdad era más compleja de lo que jamás hubiera imaginado, y su viaje apenas acababa de comenzar.